De chacabanas y millones… ¿En serio?

ROBERTO DIAZ / / Saber no pesa
robertodiaz335@gmail.com

Vivimos en una República Dominicana donde todavía hay barrios sin agua potable, escuelas con techos que gotean, hospitales sin insumos básicos, y apagones que nos acompañan como si fueran parte de la rutina diaria. Con tantas necesidades urgentes, uno pensaría que el gobierno tendría más cuidado al usar el dinero del pueblo. Pero parece que no.

El Ministerio de Relaciones Exteriores decidió gastar 18 millones de pesos en chacabanas. Sí, dieciocho millones. Todo para que sus empleados luzcan “elegancia tropical” mientras reciben a los invitados de la próxima Cumbre de las Américas.

¿De verdad? ¿Era necesario? ¿Es para que los visitantes crean que vivimos en un paraíso de lino blanco y sonrisas caribeñas? Porque, seamos honestos, esto no es un desfile de modas. Es una cumbre diplomática. Y la buena imagen de un país no se construye con ropa costosa, sino con resultados, con progreso real, con compromiso.

La chacabana es parte de nuestra cultura, y claro que da orgullo usarla. Pero una cosa es eso… y otra muy distinta es gastar millones en camisas, cuando hay niños que siguen estudiando debajo de una mata de mango. ¿Cuántas escuelas, hospitales o becas se podrían financiar con ese dinero?

Esto no se trata de criticar nuestras tradiciones ni el protocolo. Se trata de prioridades. En un país con tantas carencias, ¿por qué ese dinero no se destinó a capacitar al personal, mejorar la logística del evento o reforzar la seguridad? Ah, claro, eso no luce bonito en las fotos.

Mientras tanto, hay empleados públicos cobrando sueldos que no alcanzan, esperando meses por un bono, haciendo milagros para llegar a fin de mes. Pero para las chacabanas, ahí sí apareció el presupuesto, sin mucha explicación, sin pudor.

La Cumbre de las Américas debería ser una oportunidad para mostrar lo mejor de nosotros: nuestros avances, nuestro talento, nuestra capacidad. No para tapar la realidad con telas costosas. Porque, por más elegante que sea la ropa, la pobreza no se puede maquillar.

Señores del gobierno: si quieren dejar una buena impresión, háganlo con obras, con resultados, con un país que funcione para todos. No con uniformes caros que lo único que hacen es recordarnos cuán desconectados estamos de la realidad.

Porque, al final del día, el dominicano no necesita ver a sus funcionarios bien vestidos. Lo que de verdad necesita es ver un país que avanza… aunque sea en jeans y camiseta.

*El autor es graduado en Administración y Psicología, tiene un diplomado en relaciones internacionales y es catedrático universitario. 

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