A 61 Años del Golpe de Estado a Juan Bosch

Saber no Pesa 

Por: Roberto Diaz  

robertodiaz335@gmail.com

El 25 de septiembre de 1963, hace 61 años, se produjo el golpe de Estado que derrocó al presidente Juan Bosch en la República Dominicana, apenas siete meses después de que asumiera el poder. Este golpe marcó un momento clave en la historia política del país, ya que Bosch fue el primer presidente electo democráticamente tras la dictadura de Rafael Leónidas Trujillo.

Bosch intentó implementar reformas sociales, políticas y económicas progresistas. Estas reformas, sumadas a su enfoque liberal y su política de respeto a las libertades civiles, le ganaron la oposición de sectores conservadores, militares, la iglesia católica y empresarios.

El golpe de Estado fue liderado por sectores militares, por grupos conservadores y obviamente con la bendición de Estados Unidos, que consideraban que sus políticas amenazaban sus intereses y creían que su gobierno era demasiado cercano a ideologías comunistas, aunque Bosch no era comunista.

A raíz del golpe, se estableció una junta militar que desencadenó una época de inestabilidad en el país. La falta de un gobierno legítimo y las tensiones políticas llevaron eventualmente a la Guerra Civil dominicana de 1965, con un levantamiento de sectores que buscaban restablecer a Bosch en el poder. Esta Guerra Civil produjo la nefasta intervención militar de Estados Unidos, bajo el pretexto de prevenir un nuevo gobierno comunista, similar al de Cuba.

Después del golpe y la intervención, Joaquín Balaguer, un aliado de Trujillo, asumió el poder y gobernó con mano dura durante doce largos y tortuosos años. Esto frenó las aspiraciones democráticas que habían comenzado con el gobierno de Bosch, y consolidó un régimen autoritario.

Seis décadas han pasado de aquel fatídico acontecimiento, y todavía sus consecuencias repercuten en la política dominicana. A tal punto que la educación, factor primordial del desarrollo, y que fuera uno de los pilares de las conquistas que procuraba Juan Bosch, se encuentra en un sitial vergonzoso que nos coloca en los dos últimos lugares en el continente.

A 61 años del golpe, seguimos con diversos y enormes desafíos estructurales que afectan nuestro desarrollo económico, social y político: altos niveles de desigualdad, corrupción en los sectores público y privado, bajo rendimiento educativo, desigualdad en los servicios de salud, peligrosa dependencia económica del turismo y las remesas, un transporte insuficiente y caótico, energía eléctrica inestable, mayor acceso a agua potable, seguridad ciudadana, y un largo etcétera. Y no hemos incluido la peligrosa inmigración haitiana, porque ese será tema de otro artículo.

En síntesis, el legado de Juan Bosch debe seguir siendo recordado por su lucha por la democracia y la justicia social en el país. Si queremos honrar su memoria, nos toca retomar su antorcha, “hoy que hombres sin juicio y sin corazón conspiran contra la salud de la patria”.

*El autor es graduado en Administración y Psicología, tiene un diplomado en relaciones internacionales y es catedrático universitario.